Elvira Lindo y Antonio
Muñoz Molina son pareja y residentes en Nueva York. Llevan en esto
de la literatura demasiados años como para considerarlos unos
cualquiera. Sus apellidos son sinónimo de buenas historias, pero
sobre todo de super ventas. No hay libro de estos dos grandes de las
letras españolas que no haya conseguido situarse en lo más alto de
las listas de los más solicitados. Y gracias a su buen hacer con la
gramática son columnistas, académicos, profesores y escritores de
referencia a la hora de querer echar a volar la imaginación con una
maravillosa narración.
Antonio Muñoz Molina escribió hace casi una década un libro titulado 'Ventanas de Manhattan'. En él, y a través de sus casi 400 páginas, describia y contaba con un lujo, casi prohibitivo, de detalles como habían sido sus encuentros con la ciudad de Nueva York, desde sus inicios, hasta ahora que se ha convertido en su segunda casa. Esta colección de relatos consigue que el lector acompañe al autor en todas sus peripecias, siendo un personaje más del libro, siempre pegado a sus espaldas, siguiéndolo por todas partes, a cualquier hora y viviendo las mismas aventuras y sufriendo las mismas desventuras que el propio Muñoz Molina.
El escritor jienense
muestra, sobre todo para la persona que no ha visitado la ciudad de
los rascacielos, todos los entresijos y recobecos de la urbe más
famosa del mundo y permite al lector dibujar un mapa casi exacto de
los barrios que merodea e inspecciona el autor. Edificios tan
conocidos como el Empire State Building o el Chrysler forman parte
del decorado que el ganador del premio Planeta de 1991, construye
para albergar las más singulares vivencias que un recien llegado a
la Gran Manzana pueda experimentar.
“soy el ciudadano invisible de un país inexistente, célebre si acaso por la Inquisición, las matanzas de indios, las corridas de toros y las películas de Pedro Almodóvar”, secuencia 77 (p. 338), |
En esta ciudad, Antonio Muñoz Molina ha dirigido la sede que el Instituto Cervantes tiene en Mahattan y es profesor de Literatura en la Universidad de Columbia. Por eso puede permitirse el lujo de escribir una extensa 'biografía' sobre Nueva York. Porque para él ya forma parte de su particular triángulo de las Bermudas: Úbeda, Madrid, Nueva York. Porque la conoce, casi como a la palma de su mano, porque ha vivido allí de una manera muy intensa y porque nadie como él sabe hacernos a viajar hasta allí con la imaginación mientras estamos tumbados en el sofá de nuestra casa.
Lo de Elvira Lindo es otra historia. Digamos que acompañó a su marido hasta la otra parte del 'charco' por amor. Y porque, según cuenta ella en su último libro 'Lugares que no quiero compartir con nadie', puede trabajar desde casa.
Este libro está escrito
con un tono que ya es habitual en la escritora gaditana. Lindo narra
su vida en Nueva York de una manera muy distinta a la de Muñoz
Molina. La creadora de Manolito Gafotas es mucho más graciosa y
distendida a la hora de narrar sus aventuras en la Gran Manzana.
Además, y a pesar la intencionalidad de del título de la obra y a
pesar de que realmente Elvira Lindo no quiere que nadie más que ella
conozca los lugares que conforman su vida cotidiana, nos hace un
extenso repaso por todos aquellos lugares, restaurantes, pubs,
tiendas, calles y barrios por los que pasea, vive y se siente feliz.
No es una guía de viajes ni un referente para alguien que vaya a
visitar Nueva York. No. Al final, y como según ella misma confiesa,
un escritor se basa en lo que vive día a día para crear sus
historias. En definitva, usando un matiz parecido (aunque algo más
serio) que en sus famosos 'Tinto de verano', la ganadora del Premio
Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, nos desvela cuáles son
sus secretos neoyorkinos sin importarle si se los arrebataremos algún
día o no.